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El experimento en Gurabo comenzó tarde pero seguro



Se acabó la tensión. Ahora les cuento las crónicas de lo que sucedió en La estación experimental agrícola de Gurabo. En la última edición de este blog, logramos hacer la cosecha en Juana Diaz, estábamos corriendo en alto. Optimistas. Listo para comenzar a repetir nuestro experimento en Gurabo. Pero quizá como sucede en cualquier proyecto que nos proponemos, cosa que no se reserva solamente para la ciencia, nada sale como queremos. En Gurabo aprendí de algunos retos inesperados. El reto mayor fue en esencia, que las plantas murieron, una y otra vez.


En la primera ronda de muerte las plantas murieron en el vivero, por que no pudimos atenderlas durante eventos atmosféricos

lettuce
En la primera ronda de muertes, las plantas murieron el vivero por que no les llegaba agua del riego


Entonces, fui con la cola entre las piernas a la germinadora y pedí la misma cantidad de plantas que había pedido para Juana Diaz. Dos semanas más tarde salí en busca de mis plantas y estábamos listos para sembrar.



Los toques finales a el experimento, colocando las mallas en Gurabo


Con la ayuda de un equipo de trabajo de la estación, repetimos nuestro proceso de preparación del experimento. Colocamos las mallas, rotulamos los tratamientos y se comenzó la siembra. Sembramos 450 plantas de lechuga y 450 plantas de pepinillo.


Satisfecha con nuestro trabajo, volví dos días más tarde para tomar datos tal y como lo hice en Juana Diaz. Pero, a gran diferencia de Juana Diaz encontré que más de 300 de nuestras plantas de lechuga y sobre 100 de las de pepinillo habían muerto. ¿Por qué murieron por segunda vez? Tengo muchas ideas del por que.


1. Los hoyos donde colocamos las plantas eran demasiado profundos.

2. La tierra estaba muy seca (tuvimos algunos problemas con el sistema de riego).

3. Los insectos allí presentes hicieron una fiesta con la ensalada.

4. Entropía y la ley de Murphy salieron juntos al campo.




¿Entonces cómo resolví este problema? Bueno por suerte teníamos unas cuantas plantas extra de pepino y las pude sembrar sin problema. En cuanto a la lechuga, tuve el mismo problema de siempre. ¡NADIE EN LAS GERMINADORAS TENÍA! Llamé absolutamente a todas las germinadoras comerciales de la isla de Puerto Rico y no había ni una planta de lechuga disponible.


Por suerte, conocía a un agricultor de siembra lechuga del país en hidropónico. Le conté mi situación a la gente buena de Hidropónicos Erans en Ponce, y me salvaron. Me regalaron, si, leyeron bien, REGALARON sobre 400 plantas de lechuga.

Hidroponic lettuce
La generosidad de hidropónicos Erans salvó mi experimento.


Llevé mis plantitas nuevas, casi conmovida a llanto a Gurabo a que se aclimataran antes de la siembra. Bajo instrucciones de Efraín, otro estudiante graduado con MUCHA más experiencia que yo sembrando lechuga, permití que las plantas desarrollaran un poco más su sistema de raíces para que estuviesen más "duritas" antes de sembrar.




Esta vez tratamos las plantitas como reinas con tal de que no murieran

Una semana más tarde, con las plantas maduradas y mi gran desesperación por sembrar, finalmente las llevé a su hogar en el experimento.


Repetí el proceso de siembra, esperando mejores resultados


Este proceso de sembrar lo hice con mucho cariño, con todas las lecciones de la semana anterior. Casi que le leí un cuentito de cuna a cada plantita mientras las coloqué en el suelo. ¿Saben cual fue el resultado?



Pues claro... se murió el 50% de la lechuga por tercera vez. El universo no quiso que hubiese lechuga en Gurabo. Decidí que no haría sentido seguir gastando más tiempo para volver a sembrar, puesto que el experimento ya estaba en marchas y las otras plantas estaban bien. Entonces, seguí. En mi próximo post les cuento como las iguanas afectaron (o no) nuestros cultivos. Les prometo que ese post, será la semana próxima.


¡Hasta pronto!








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